25 oct 2011

LA PLAZA DE LOS ABRAZOS

La dimensión afectiva del kirchnerismo

Más allá de las conquistas, de los avances, de las luchas, de las derrotas y las victorias, el kirchnerismo es una fuerza profundamente cariñosa y, por tanto, inclusiva. La síntesis fue la plaza de ayer: La Plaza de los Abrazos.

Por Matías Castañeda

En estas horas -y en las que vendrán- se suceden los análisis electoralistas del triunfo aplastante de Cristina Fernández de Kirchner en las presidenciales, celebradas ayer.

Sobre esos números, definitivos, se edifican, también, una serie de artículos de opinión. Hay quienes continúan asiendo la realidad desde las subjetividades anteriores al 53 por ciento, como si hubiera sucedido nada. Este tiempo nace para dejar de leerlos, y ya, se me ocurre, si siguen en ese plan. Si desde las editoriales no se hace un esfuerzo por entender qué pasa, los que vemos que pasa otra cosa debemos dejar de interactuar dialécticamente con las editoriales.

Quería hablar de otra cosa: de la dimensión afectiva que rodea al kirchnerismo. Para conocer esto hay que haberlo vivido, o al menos entrevisto. Haber sentido por lo menos la necesidad de asomarse, para ver qué onda, o, de última, haber tenido la nobleza de sospecharlo, cuanto más no sea desde el sentido común.

Existe una red invisible de lazos de amistad, buena onda, cariño, llámenlo como quieran, en el kirchnerismo. Cristina como efigie dadora y recibidora de ese amor. Seguramente tejida al calor de las victorias políticas, de las defensas ocasionales, de las derrotas electorales, de la crítica malintencionada, de la comunión que otorga el debate constructivo. Que existe, es fuerte, y se da a muchos niveles entre los militantes, entre los adherentes, entre los beneficiarios y entre los simpatizantes a este proyecto político inédito, que se constituye ya como la construcción más importante en términos electorales de la historia de nuestro joven país.

Salió un poco como charla ayer en la plaza y posteriormente, como corolario, en conversaciones en las redes sociales. Toda esa afectividad que conlleva pertenecer al kirchnerismo se manifiesta a través de los abrazos.

En Plaza de Mayo ayer se contaron anoche 1.254.231 abrazos. Abrazos triunfalistas, de incredulidad, festivos, amistosos, de reencuentro, de agradecimiento, de comunión, de todo tipo.

En algún momento se hizo viral en internet un video de un loco lindo que daba abrazos gratis, en algún país del primer mundo. La dinámica estaba dada en que lo cosmopolita alejaba a los ciudadanos de la metodología químicamente humanitaria del abrazo. Una persona con un cartel de “abrazos gratis” en una peatonal céntrica impactaba y rompía las burbujas de lo socialmente dado.

Muchos accedían contentos ante la posibilidad de un abrazo con un desconocido. El abrazo es la señal de cariño menos invasiva que la corporalidad ha inventado entre los hombres.

El kirchnerismo es la experiencia política horizontal que abraza. Si no quieren entender eso para entender al kirchnerismo, nunca van a entender nada. Les mando un abrazo.