
Alemann en La Nación: la bolilla que faltaba...
El diario de los Saguier-Mitre se supera diariamente a sí mismo: ahora convocó a un ex colaborador de cuanta dictadura sufrió nuestro país, Juan Alemann, para dar clases de economía, donde reinvindica las políticas menemistas.
A La Nación ya no le alcanzan Carlos Pagni ni Alejandro Rozitchner ni Marcos Aguinis ni Mariano Grondona. En la edición de hoy rescata a otro "insigne" de las dictaduras militares, el empresario y periodista Juan Alemann, quien pretende dar clases de economía y civismo en su columna titulada "Cómo administrar la abundancia".
Según este individuo, "en los últimos veinte años, la economía argentina experimentó una profunda transformación. En el Gobierno siempre se habla del crecimiento y de los cambios operados durante el período kirchnerista, pero esto induce a error, ya que el cambio se inició en 1989 y el alto crecimiento sólo se explica a partir de las reformas estructurales de la década del 90 y de la revolución tecnológica", asegura sin sonrojarse.
Luego de indicarnos que "entre 1990 y 1998, el producto bruto interno creció un 60%", Alemann sostiene que "las causas básicas de este alto crecimiento son tres", aunque conviene detenerse en la primera -y más importante- que enumera:
"1. Las privatizaciones de la década del 90, mediante las cuales se logró una sensible mejora en los servicios públicos, se dio un fuerte impulso al crecimiento económico, se eliminó una carga insoportable para las finanzas públicas y se obtuvieron importantes ingresos fiscales adicionales. YPF pasó a ser el mayor contribuyente, tanto globalmente como en relación con el impuesto a las ganancias, que antes no pagaba. En materia de telefonía, pasamos de 2,7 millones de líneas en 1990 -que funcionaban defectuosamente- a 8 millones de conexiones fijas y más de 50 millones inalámbricas, por celular. En materia de electricidad, las usinas privatizadas que antes constituían la estatal Segba operan a plena capacidad (que ha sido fuertemente aumentada, sobre todo por introducción del ciclo combinado), con mínimos inconvenientes -a pesar de los palos en la rueda que pone el Gobierno-, cuando en la crisis de enero de 1989 Segba trabajaba a un tercio de su capacidad. En materia portuaria, la mejora es sideral; aquí se suma a la privatización la desregulación. La siderúrgica Somisa sólo podía operar con alta protección y precios elevados, mientras que su sucesora Siderar opera con alta eficiencia, exportando acero, y obtiene ganancias y paga altos importes por el correspondiente impuesto. Y suma y sigue. Sin las privatizaciones, el crecimiento de la primera década del nuevo siglo simplemente no hubiera sido posible. A pesar de que el Gobierno se ocupó, a partir de 2002, de poner trabas a las empresas privatizadas, éstas siguieron operando en forma eficiente. Este es el meollo de la cuestión: el Estado es intrínsecamente ineficiente, en especial cuando maneja empresas", afirma.
Es lógico, no obstante, que así los sostenga este hombre, de quien vale recordar sus currículum dentro del "Estado intrínsecamente ineficiente": Durante el golpe de Estado que colocó a José María Guido como presidente, fue jefe de asesores del Ministerio de Economía. Durante la dictadura militar autodenominada Revolución Argentina se desepeñó como miembro de la Comisión Técnica de Seguridad Social, asesor del Ministerio de Seguridad Social, y finalmente en 1968 como presidente del Banco Hipotecario Nacional. Durante la dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional se desempeñó como Secretario de Hacienda (1976-1981).
Cabe recordar, también, que en 1992 compró con Carlos Spadone, y dirigió desde entonces, el diario La Razón, que obvimanente mantuvo una linea editorial de apoyo a Carlos Menem. Y aunque el diario quebró en 2000 y fue adquirido por el Grupo Clarín, Alemann mantuvo una columna periodística en el mismo.
Para ser fiel a sus antecedentes, en marzo de 2005 salió a decir en la revista Veintitres que no se habían secuestrado menores durante la última dictadura militar: sostuvo en la entrevista que "hubo unas 200 mujeres" que tuvieron hijos en cautiverio, pero que la mayoría de los niños fue entregada a los jueces, mientras "quedaron menos de 30 casos que los distribuyeron entre familias de militares".
Y agregó: "Eran chicos que sobraban, porque estos guerrilleros constituían parejas y mientras peleaban tenían hijos. Era una irresponsabilidad. Pero no hubo robo de chicos. Hay que tener estómago para hacerse cargo del hijo de un guerrillero".
Pero ojo, que por ahí se hace justicia: en diciembre pasado, el abogado querellante en la megacausa ESMA, Rodolfo Yanzón, pidió la elevación a juicio de la causa contra el ex secretario de Hacienda durante la última dictadura militar Juan Alemann, por delitos de lesa humanidad. Al economista se le imputa coacción, porque participó en una sesión de torturas a Orlando Ruiz, secuestrado en 1980 por haber atentado contra la vivienda particular del entonces segundo del ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz.
FUENTE: DIARIO REGISTRADO