PROblemas para Boca
El club, prisionero de la estrategia electoral de Macri. El jefe de gobierno porteño usa a la institución como plataforma de su candidatura presidencial. La trama oculta del caso Riquelme y las presiones a la comisión directiva.
Por Carlos Stroker
Los conflictos en Boca están a pleno. Eso nadie lo puede ocultar. No logra encauzar un estilo de juego, ni siquiera obtiene esa dosis de fortuna para alcanzar un resultado positivo dentro de la cancha. Aunque más allá de esto, existe una opinión unánime que excede lo que suele verse en el césped cada vez que el equipo sale a escena: la crisis fundamental del club no es deportiva, es política y se refleja, precisamente, cuando salen los once titulares a enfrentar al rival de turno. Crisis dirigencial que llega hasta los jugadores, y que no es casual.
El actual presidente del club, Jorge Amor Ameal, no la tiene fácil cuando debe sentarse ante varios integrantes de la actual comisión directiva que responden al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri. Este ya anunció que se postulará para la presidencia de la Nación. Como antecedentes pretende mostrar su administración porteña y su gestión en Boca, que finalizó hace más de cuatro años. La estrategia actual: desacreditar en forma permanente, mediante sus fieles, cualquier decisión que la conducción xeneize tome de aquí en adelante. Incluso cuestiones vinculadas a lo económico, debido a que Boca genera negocios suculentos.
El caso de la contratación de Juan Román Riquelme, a mediados del año pasado, desató públicamente lo que solía esconderse dentro de las paredes de las oficinas del club. Fue Ameal el que más insistió para renovarle el vínculo al astro y lo logró. Se sabe que el volante nunca fue amigo de Macri, y que además supo plantarse ante miles de espectadores y hacerle el famoso “Topo Gigio” al ex titular de la entidad. Eran momentos en los cuales se negociaba la renovación del contrato del futbolista. Macri se oponía a un aumento de su salario. Hoy, Riquelme suele castigar con palabras cada decisión que toman los seguidores del funcionario adentro del club. “Macri baja línea porque lo quieren desgastar a Riquelme. El tema Riquelme no es un problema de dinero”, afirmó el vocal de Boca, Horacio Palmieri, quien agregó: “Acá hay directivos puestos por Macri”. Entre ellos se encuentra el músico Fabián Von Quintiero, quien suele llamar antes de cada votación a su amigo Mauricio, pero también está José Beraldi, vicepresidente primero, o Daniel Angelici, vocal titular. Este último iría como candidato a presidente para las próximas elecciones de diciembre de este año. Su ladero en la fórmula sería nada más ni nada menos que Mauricio Macri, aunque existe la posibilidad de que los nombres se inviertan, teniendo en cuenta los comicios nacionales que se llevarán a cabo este año. Por las dudas, Angelici ya envía CDs de campaña a varios socios del club con imágenes suyas y del ingeniero. La idea proselitista que utiliza el macrismo es que bajo su gestión hubo éxito deportivo y una administración austera. Pero también, aunque en sigilo, la de entorpecer el camino de Ameal. Es que el actual titular de Boca suele mostrarse afín al kirchnerismo y coincide con varias determinaciones políticas que toma el gobierno nacional. Por ejemplo presenció el lanzamiento que realizó la presidenta Cristina Fernández de “Deporte para Todos”, apoyó la decisión de crear “Fútbol para Todos” y habla seguido con el diputado nacional Carlos Kunkel, quien milita en la agrupación Nuevo Boca, que lidera el ex sindicalista Roberto Digón, directivo del Banco de la Provincia de Buenos Aires, quienes apoyan la gestión actual del gobierno boquense.
Macri desea saltar a la presidencia nacional mostrando éxitos deportivos y logros económicos. Sin embargo, fue bajo el mandato de Macri que se creó un Fondo Común de Inversión para la compra y venta de jugadores que terminó, luego de seis años de funcionamiento, con un pedido por parte de la Justicia nacional para que se disolviera debido a que era perjudicial para la institución. Hasta se dijo que allí aportó dinero el ex primer mandatario de River Alfredo Davicce. Los que más ganaron fueron los empresarios que pusieron dólares para adquirir futbolistas. También se formó una sociedad denominada Boca Crece (ya disuelta por su flojo rendimiento económico), cuyo presidente era Orlando Salvestrini (ex tesorero del club), entre la entidad y el Grupo Clarín, también disuelto. Pero Macri no se alejó del principal sillón azul y oro sin antes dejar en funcionamiento un fideicomiso que aportara 25 millones de pesos para remodelar la Bombonera. Ese fideicomiso debía desintegrarse este año y había que devolver ese importe. Ameal gestionó y logró postergar el vencimiento para 2013, una determinación a la que se opuso el arco macrista de la comisión directiva. Mientras tanto, Ameal selló un contrato con la compañía de indumentaria deportiva Nike por cuatro años y a cambio de 29 millones de dólares. La empresa adelantó una parte de dinero y Boca pudo cancelar un seguro que había fijado el fideicomiso del 10 por ciento de su valor. “Nos dejaron este problemón económico y lo pudimos resolver. Encima siempre nos votan en contra”, se quejó un dirigente allegado a Ameal. La oposición quería que se firmara con la brasileña Olympikus, que ofreció 40 millones de dólares pero sin ningún adelanto. Es más, de haberse acordado, la compañía empezaría a pagar en diciembre de este año, luego de las elecciones presidenciales de la entidad y cuando los macristas, según dicen, estarán en el poder del club.
“Que Macri utilizó al club como trampolín para la política nacional ya lo denunció en su momento Carlos Heller (actual diputado nacional y ex vicepresidente de Boca). Heller advertía que era todo un proyecto. En realidad yo no creía que fuese así. Mirando para atrás, me parece lógico, Macri es conocido, más allá de su apellido, por lo que hizo en Boca, pero más allá de eso la administración no tenía tantos éxitos como relucían. Esto le puede servir en cuanto al nombre, pero será la gente la que determine con su voto. No es lo mismo ser presidente de Boca que de un país”, dijo a Veintitrés el periodista Víctor Hugo Morales.
El actual jefe de gobierno porteño siempre respaldó sus campañas políticas en los logros deportivos de Boca. Lo hizo para llegar a su actual lugar de funcionario y pretende lo mismo con su carrera a la presidencia. Llevó, además, a varios dirigentes a ocupar cargos en su gobierno. Tal cual fue el caso del ex responsable de seguridad de Boca en su gestión, el comisario Jorge “Fino” Palacios (hoy detenido por las supuestas escuchas ilegales) como responsable de la Policía Metropolitana, y el del espía Ciro James. No fueron los únicos. También están Fabián Zampone (vocal suplente) a cargo de Asuntos Patrimoniales de la Procuración de la Ciudad; Andrés Ibarra (ex gerente del club), viceministro de Educación, y Raúl Oscar Ríos (vocal titular), responsable de la Agencia de Control Gubernamental. Cabe recordar que fue Ríos quien, al momento de la tragedia del derrumbe del gimnasio de Villa Urquiza, ocurrida el 9 de agosto pasado y que causara la muerte de tres personas, se encontraba en una reunión de comisión directiva de Boca para frenar la renovación del contrato de Riquelme. Ríos debía estar en funciones ya que tenía que controlar el funcionamiento de la empresa constructora. Su área monitorea lo que sucede con las construcciones en la ciudad.
“La política nacional desembarcó en el club. Es así y Macri hizo campaña con la imagen del club cuando se presentó, las dos veces anteriores, a candidato a jefe de gobierno. Ahora hace lo mismo”, destacó a esta revista el dirigente Claudio Giardino, quien encabeza la Agrupación La Bombonera. Macri intenta hacer campaña por su candidatura a nivel nacional, incluso, cuando visita las peñas de Boca del interior del país. Hay más de 200 y en número, según un dirigente, “superan a los comités del Pro”.
La pelea en el seno de la comisión directiva tuvo un capítulo violento en febrero pasado. El vicepresidente primero José Beraldi (macrista) y el presidente del fútbol amateur, Marcelo London (aliado a Ameal) se agarraron a trompadas en la primera reunión del año de CD del club. Allí se iban a resolver los nuevos cargos de la temporada de varios dirigentes, las contrataciones del club (entre ellas la de Walter Ervitti y la de algunos colaboradores del entrenador Julio César Falcioni) y otras cuestiones económicas. Pero luego de algunas acusaciones verbales de corrupción de ambas partes, y de infidelidades políticas, todo terminó mal. Hasta el momento, Ameal no logró juntar el número necesario de dirigentes para realizar otro cónclave de la comisión. Fracasó en sus últimos dos intentos. La oposición no es pro, ya que lo bloquea.
Así están las cosas en Boca. Allí se dirime una cuestión de política nacional. Macri quiere aprovechar aquellos logros deportivos que llegaron a principio de 2000 de la mano de Carlos Bianchi, uno de sus actuales detractores.
No se sabe si Riquelme jugará los próximos partidos, ni si lo reemplazará Ervitti. Situación importante para los hinchas. En tanto, detrás de los cruces a favor y en contra se esconde otra cuestión, y es ideológica. Macri enfrenta al poder del club por su relación con el kirchnerismo. Hará todo lo posible, quizá, para que a Boca no le vaya bien. Así intenta ganar votos. Queda para más adelante una discusión de proyectos. Parece que hoy no es importante.
Los conflictos en Boca están a pleno. Eso nadie lo puede ocultar. No logra encauzar un estilo de juego, ni siquiera obtiene esa dosis de fortuna para alcanzar un resultado positivo dentro de la cancha. Aunque más allá de esto, existe una opinión unánime que excede lo que suele verse en el césped cada vez que el equipo sale a escena: la crisis fundamental del club no es deportiva, es política y se refleja, precisamente, cuando salen los once titulares a enfrentar al rival de turno. Crisis dirigencial que llega hasta los jugadores, y que no es casual.
El actual presidente del club, Jorge Amor Ameal, no la tiene fácil cuando debe sentarse ante varios integrantes de la actual comisión directiva que responden al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri. Este ya anunció que se postulará para la presidencia de la Nación. Como antecedentes pretende mostrar su administración porteña y su gestión en Boca, que finalizó hace más de cuatro años. La estrategia actual: desacreditar en forma permanente, mediante sus fieles, cualquier decisión que la conducción xeneize tome de aquí en adelante. Incluso cuestiones vinculadas a lo económico, debido a que Boca genera negocios suculentos.
El caso de la contratación de Juan Román Riquelme, a mediados del año pasado, desató públicamente lo que solía esconderse dentro de las paredes de las oficinas del club. Fue Ameal el que más insistió para renovarle el vínculo al astro y lo logró. Se sabe que el volante nunca fue amigo de Macri, y que además supo plantarse ante miles de espectadores y hacerle el famoso “Topo Gigio” al ex titular de la entidad. Eran momentos en los cuales se negociaba la renovación del contrato del futbolista. Macri se oponía a un aumento de su salario. Hoy, Riquelme suele castigar con palabras cada decisión que toman los seguidores del funcionario adentro del club. “Macri baja línea porque lo quieren desgastar a Riquelme. El tema Riquelme no es un problema de dinero”, afirmó el vocal de Boca, Horacio Palmieri, quien agregó: “Acá hay directivos puestos por Macri”. Entre ellos se encuentra el músico Fabián Von Quintiero, quien suele llamar antes de cada votación a su amigo Mauricio, pero también está José Beraldi, vicepresidente primero, o Daniel Angelici, vocal titular. Este último iría como candidato a presidente para las próximas elecciones de diciembre de este año. Su ladero en la fórmula sería nada más ni nada menos que Mauricio Macri, aunque existe la posibilidad de que los nombres se inviertan, teniendo en cuenta los comicios nacionales que se llevarán a cabo este año. Por las dudas, Angelici ya envía CDs de campaña a varios socios del club con imágenes suyas y del ingeniero. La idea proselitista que utiliza el macrismo es que bajo su gestión hubo éxito deportivo y una administración austera. Pero también, aunque en sigilo, la de entorpecer el camino de Ameal. Es que el actual titular de Boca suele mostrarse afín al kirchnerismo y coincide con varias determinaciones políticas que toma el gobierno nacional. Por ejemplo presenció el lanzamiento que realizó la presidenta Cristina Fernández de “Deporte para Todos”, apoyó la decisión de crear “Fútbol para Todos” y habla seguido con el diputado nacional Carlos Kunkel, quien milita en la agrupación Nuevo Boca, que lidera el ex sindicalista Roberto Digón, directivo del Banco de la Provincia de Buenos Aires, quienes apoyan la gestión actual del gobierno boquense.
Macri desea saltar a la presidencia nacional mostrando éxitos deportivos y logros económicos. Sin embargo, fue bajo el mandato de Macri que se creó un Fondo Común de Inversión para la compra y venta de jugadores que terminó, luego de seis años de funcionamiento, con un pedido por parte de la Justicia nacional para que se disolviera debido a que era perjudicial para la institución. Hasta se dijo que allí aportó dinero el ex primer mandatario de River Alfredo Davicce. Los que más ganaron fueron los empresarios que pusieron dólares para adquirir futbolistas. También se formó una sociedad denominada Boca Crece (ya disuelta por su flojo rendimiento económico), cuyo presidente era Orlando Salvestrini (ex tesorero del club), entre la entidad y el Grupo Clarín, también disuelto. Pero Macri no se alejó del principal sillón azul y oro sin antes dejar en funcionamiento un fideicomiso que aportara 25 millones de pesos para remodelar la Bombonera. Ese fideicomiso debía desintegrarse este año y había que devolver ese importe. Ameal gestionó y logró postergar el vencimiento para 2013, una determinación a la que se opuso el arco macrista de la comisión directiva. Mientras tanto, Ameal selló un contrato con la compañía de indumentaria deportiva Nike por cuatro años y a cambio de 29 millones de dólares. La empresa adelantó una parte de dinero y Boca pudo cancelar un seguro que había fijado el fideicomiso del 10 por ciento de su valor. “Nos dejaron este problemón económico y lo pudimos resolver. Encima siempre nos votan en contra”, se quejó un dirigente allegado a Ameal. La oposición quería que se firmara con la brasileña Olympikus, que ofreció 40 millones de dólares pero sin ningún adelanto. Es más, de haberse acordado, la compañía empezaría a pagar en diciembre de este año, luego de las elecciones presidenciales de la entidad y cuando los macristas, según dicen, estarán en el poder del club.
“Que Macri utilizó al club como trampolín para la política nacional ya lo denunció en su momento Carlos Heller (actual diputado nacional y ex vicepresidente de Boca). Heller advertía que era todo un proyecto. En realidad yo no creía que fuese así. Mirando para atrás, me parece lógico, Macri es conocido, más allá de su apellido, por lo que hizo en Boca, pero más allá de eso la administración no tenía tantos éxitos como relucían. Esto le puede servir en cuanto al nombre, pero será la gente la que determine con su voto. No es lo mismo ser presidente de Boca que de un país”, dijo a Veintitrés el periodista Víctor Hugo Morales.
El actual jefe de gobierno porteño siempre respaldó sus campañas políticas en los logros deportivos de Boca. Lo hizo para llegar a su actual lugar de funcionario y pretende lo mismo con su carrera a la presidencia. Llevó, además, a varios dirigentes a ocupar cargos en su gobierno. Tal cual fue el caso del ex responsable de seguridad de Boca en su gestión, el comisario Jorge “Fino” Palacios (hoy detenido por las supuestas escuchas ilegales) como responsable de la Policía Metropolitana, y el del espía Ciro James. No fueron los únicos. También están Fabián Zampone (vocal suplente) a cargo de Asuntos Patrimoniales de la Procuración de la Ciudad; Andrés Ibarra (ex gerente del club), viceministro de Educación, y Raúl Oscar Ríos (vocal titular), responsable de la Agencia de Control Gubernamental. Cabe recordar que fue Ríos quien, al momento de la tragedia del derrumbe del gimnasio de Villa Urquiza, ocurrida el 9 de agosto pasado y que causara la muerte de tres personas, se encontraba en una reunión de comisión directiva de Boca para frenar la renovación del contrato de Riquelme. Ríos debía estar en funciones ya que tenía que controlar el funcionamiento de la empresa constructora. Su área monitorea lo que sucede con las construcciones en la ciudad.
“La política nacional desembarcó en el club. Es así y Macri hizo campaña con la imagen del club cuando se presentó, las dos veces anteriores, a candidato a jefe de gobierno. Ahora hace lo mismo”, destacó a esta revista el dirigente Claudio Giardino, quien encabeza la Agrupación La Bombonera. Macri intenta hacer campaña por su candidatura a nivel nacional, incluso, cuando visita las peñas de Boca del interior del país. Hay más de 200 y en número, según un dirigente, “superan a los comités del Pro”.
La pelea en el seno de la comisión directiva tuvo un capítulo violento en febrero pasado. El vicepresidente primero José Beraldi (macrista) y el presidente del fútbol amateur, Marcelo London (aliado a Ameal) se agarraron a trompadas en la primera reunión del año de CD del club. Allí se iban a resolver los nuevos cargos de la temporada de varios dirigentes, las contrataciones del club (entre ellas la de Walter Ervitti y la de algunos colaboradores del entrenador Julio César Falcioni) y otras cuestiones económicas. Pero luego de algunas acusaciones verbales de corrupción de ambas partes, y de infidelidades políticas, todo terminó mal. Hasta el momento, Ameal no logró juntar el número necesario de dirigentes para realizar otro cónclave de la comisión. Fracasó en sus últimos dos intentos. La oposición no es pro, ya que lo bloquea.
Así están las cosas en Boca. Allí se dirime una cuestión de política nacional. Macri quiere aprovechar aquellos logros deportivos que llegaron a principio de 2000 de la mano de Carlos Bianchi, uno de sus actuales detractores.
No se sabe si Riquelme jugará los próximos partidos, ni si lo reemplazará Ervitti. Situación importante para los hinchas. En tanto, detrás de los cruces a favor y en contra se esconde otra cuestión, y es ideológica. Macri enfrenta al poder del club por su relación con el kirchnerismo. Hará todo lo posible, quizá, para que a Boca no le vaya bien. Así intenta ganar votos. Queda para más adelante una discusión de proyectos. Parece que hoy no es importante.
FUENTE: REVISTA VEINTITRES