19 jul 2011

LOS ACUERDOS DE LAS COLECTORAS DE MAGNETTO

Majul: a Duhalde y Alfonsín los une el espanto


El hombre que vive en la cornisa, siempre al borde del abismo, habla de un "acuerdo" entre Ricardito Alfonsín y Eduardo Duhalde que implica una "coalición" post internas abiertas: el que salga tercero apoyará al segundo en las generales de octubre.

Majul, que la tiene clara, lo da por hecho: "Asesores de Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde están analizando, por separado, la posibilidad de anunciar un acuerdo horas después del 14 de agosto, cuando se conozcan los primeros resultados de las elecciones abiertas, primarias y obligatorias".

En su columna de hoy lunes en El Cronista, llena de preguntas retóricas desde el título ("¿Un acuerdo entre Duhalde y Alfonsín?") hasta el final, el "analista político" radial y televisivo indica que "el acuerdo, de concretarse, implicaría la convocatoria del que obtenga más votos al que logre menos y la conformación de una coalición que les permita mantener sus candidatos a legisladores, pero al mismo tiempo integrar el futuro gabinete nacional, a las figuras de ambas fuerzas".

En concreto: si en las primarias abiertas saca más votos Alfonsín, Duhalde lo apoyará taxativamente a cambio de participar en un eventual gabinete del radical, ante un improbable triunfo sobre Cristina en las generales de octubre. Si el que saca más votos es Duhalde, Ricardito haría lo propio a cambio de lo mismo.

Lo que Majul llama "acuerdo" y "coalición" es, en realidad, una "alianza", con todo lo que ello lleva implícito teniendo en cuenta la historia argentina reciente: no un frente basado en un programa y/o consignas comunes -que las hay-, sino en un rejunte electoral variopinto y contradictorio cuya única finalidad es ganar una elección... ¿para qué? Nadie lo sabe, aunque muchos nos lo imaginamos.

Dejando de lado que, de no darse a conocer antes de las primarias del 14 de agosto, este pacto posterior se convertiría en una estafa política al electorado de ambos, demuestra que uno y otro saben que, por separado, les es imposible vencer al kirchnerismo. Tienen miedo al papelón; termina uniéndolos el espanto.